Desde que Ferrán Adriá introdujera los biberones de cocina en el Bulli allá por 1996, se han vuelto imprescindibles. Se basó en los envases del ketchup o mostaza, elementos que todos hemos tenido delante nuestro durante muchos años, pero ya sabemos que la necesidad agudiza el ingenio. Una vez que los pruebas, se hacen imprescindibles en la cocina: decorar un plato, aliñar con la cantidad justa una ensalada o cualquier otra elaboración, crear y conservar salsas… Los biberones nos permiten introducir todo tipo de aderezos, en algunos casos más ligeros y en otros más espesos: aceites, salsas, reducciones, jarabes…
El biberón de decoración viene con 5 boquillas intercambiables. Permite introducir directamente el biberón al microondas, donde se puede fundir chocolate o calentar otros ingredientes. El hecho de poder abrir la tapa permite también trabajar dentro de este utensilio con mini espátula, ya sea para ligar chocolate fundido o para mezclar colorantes. De fácil limpieza, puede ir perfectamente al lavavajillas.
Es apto para microondas, horno y congelador, desde -60 °C hasta +230 °C. Hay que evitar el contacto directo con fuentes de calor (resistencia del horno o llama) y se recomienda no utilizar utensilios metálicos cortantes en su interior. Su flexibilidad facilita el guardado en la cocina.
